- Recorrido básico: De Ambosores a Ribeiras do Bispo. De aquí hasta Ponte Segade pasando por el Refugio de Cascón.
- Dificultad: Media-alta
- Distancia: 15 km aprox.
- Tiempo de recorrido: 5 horas
- Valoración M.D.E:
- MEDIO (severidad del medio natural): 1
- ITIINERARIO (orientación en el itinerario): 1
- DESPLAZAMIENTO (dificultad en el desplazamiento): 3
- ESFUERZO (cantidad de esfueorzo necesario): 4
- Coordenadas del inicio del recorrido: 43°37’16,50”; 7°44’11,19”O
Partiendo de Ambosores, donde podremos ver un molino rehabilitado que también produce electricidad gracias a una pequeña turbina, el recorrido nos lleva por la parte alta del río Sor, desde su nacimiento como tal en la confluencia de los arroyos de Tras da Serra y del Santar hasta el curso medio terminando en el área recreativa de Ponte Segade, donde podremos descansar y tomar fuerzas.
Incluso empezando el itinerario podremos acercarnos al molino rehabilitado de Ambosores. Los molinos podían ser comunales o de un único propietario. Los llamados molinos de herederos pertenecían a varios vecinos que molían por turnos y realizaban los adecentamientos de manera colectiva. Estos eran molinos más bien pequeños y de una sola piedra.
También hubo molinos de maquía que pertenecían a un solo propietario. Normalmente eran más grandes y tenían la vivienda del molinero. En estos se cobraba en especie con una medida de la harina molida, la maquía. Estos molinos acostumbraban a tener más de una piedra y así molían mejor otras variedades de grano (trigo, centeno, maíz...).
Los pescadores vienen a este río a pescar fundamentalmente truchas y reos, dos formas de vida para una misma especie de pescado. Antiguamente se consideraba que se trataba de dos subespecies diferentes, hoy los estudiosos creen que es la misma pero con dos formas de vida, la migratoria del reo y la sedentaria de la trucha. Antiguamente el Sor fue un río donde remontaba el salmón (en realidad todos los ríos gallegos fueron salmoneros) procedente de su viaje por los mares para reproducirse, pero por causa de los impactos que sufrieron los ríos gallegos hoy ya sólo quedan como testimonias los antiguos frezaderos de esta especie cada vez más amenazada.
Alejado del río está el territorio del bosque, donde domina el roble, árbol emblemático de los bosques atlánticos europeos que suministró de madera para las construcciones de casas, barcos o incluso las vías del tren, leña para encender el fuego o para hacer carbón, cáscara para curtir el cuero...y un largo etcétera de usos y aprovechamientos. Además del roble en el bosque son muchas los árboles que viven y que conforman un bosque con una gran biodiversidad, pero destaca una especie de la que podremos ver grandes ejemplares en nuestro recorrido: el castaño.
El castaño fue un árbol que se cultivó tradicionalmente porque la castaña, era muy importante en nuestra alimentación hasta la llegada del cultivo de la patata procedente de América. Las castañas se recogían en otoño y se secaban para que se hubiesen podido comer a lo largo del año hasta la siguiente cosecha. Con ellas hacían caldo de castañas, se cocían para acompañar el cocido y también servían para hacer algún dulce.
Hoy en día se están desarrollando repoblaciones forestales con castaños inoculados con hongos, de forma que al tiempo que hacemos unas plantaciones forestales más acomodadas ecológicamente, nos abastecemos de su madera muy valorada para muebles de calidad, sus frutos, y de las setas que nacen alrededor de sus raíces.