- Descripción: Este itinerario se inicia en la orilla derecha del río Sor en el Área recreativa de Ponte Segade, río arriba. El recorrido sigue con el curso del río hasta el arca recreativa y refugio de Cascón donde pasando por el pequeño puente sobre el Sor volveremos por la otra orilla hasta el punto de inicio.
- Dificultad: Media y no accesible ni practicable para público con movilidad reducida ni discapacitados.
- Distancia: 5 km
- Tiempo de recorrido: 1:40h
- Valoración M.I.D.E:
- MEDIO (severidad del medio natural): 1
- ITINERIARIO (orientación en el itinerario): 1
- DESPLAZAMIENTO (dificultad en el desplazamiento): 2
- ESFUERZO (cantidad de esfuerzo necesario): 2
- Coordenadas del inicio del recorrido: 43°33’16,94”N; 7°45’16,14”O
Este recorrido que nos acerca hasta el refugio del Cascón nos permite descubrir varios e interesantes aspectos relacionados con la cultura tradicional de estas tierras y con la vegetación y la fauna de la ribera.
En el lugar de Puente Segade podemos observar como la arquitectura popular aprovecha los materiales más acertados para sus construcciones. La aldea está algo más alta que el río, y organiza sus casas al lado de la antigua carretera con campos de cultivo, huertas y pomares. Las viviendas tienen una forma rectangular con dos plantas: una planta baja en la que se disponen cocina y cortes y la primeraplanta, comunicada por escalera interior, que cuenta con algunos cuartos y una sala. Los materiales empleados son el granito y la pizarra, colocados como un rompecabezas con manos sabias del cantero popular en los muros, la loseta utilizada en el enlosado, y la madera empleada en las puertas, ventanas y corredores. Muchas de las casas tienen corredores que permiten disponer de un lugar para secar las cosas al tiempo que actúan como un invernadero que da color ala vivienda, por eso están casi siempre orientados al sur.
Caminando por este itinerario podemos descubrir numerosos árboles de ribera, como el fresno o el abedul. La madera del fresno fue muy empleada para hacer los mangos de los aperos de labranza y el eje del carro, en el cuanto que la de abedul era empleada para hacer zuecos.
Si uno va en silencio y se fija en el río puede descubrir al mirlo ribereño volando al lado del agua o posado en las piedras del río. Es un especialista en caza acuática y puede sumergirse en las corrientes y caminar por el fondo del lecho agarrándose fuertemente a las piedras en la búsqueda de larvas, escarabajos acuáticos y otros insectos de los que se alimenta. Su presencia nos indica la buena calidad de las aguas, pues es un pájaro muy sensible a la contaminación. Junto al mirlo será fácil observar a la lavandera real, de vistosos colores, que se afana en la búsqueda de alimento y pajitas para hacer el nido casi siempre bajo algún salto de agua.